FICCIONES DE UN MUNDO POSIBLE

FICCIONES  DE UN MUNDO POSIBLE

PRELUDIO DE UNA EPIFANÍA

PRELUDIO DE UNA EPIFANÍA

Esa ira que todo lo atraviesa, llega al fin hasta mí, hasta esto que soy. Promete romper con todo, hasta con mi conciencia.

Un día me sucedió la muerte, con toda la potencia del suceso, me sucedió a mí y su cruda silueta todo lo destruyó. Hasta mí mascara se rompió en mil pedazos.

Ese día vi mis cadenas,  las tripas revueltas frente a un gran espejo que me devolvía la ansiedad de un animal hambriento, un omnívoro ansioso, que se refleja en la tristeza de sus ojos.

La tristeza, sensación confusa, a veces transformada en angustia. La tristeza: levedad en el vacío, preludio de la espera.

La angustia, dolor en el vacío, preludio de la desesperación

Las tripas revueltas frente al gran espejo, temblando de miedo. El temblor, reacción frente al mundo desnudo.

El esfuerzo de mi memoria por rescatar el pasado y darle existencia es a menudo titánica. La memoria es frágil, errática, incapaz de acceder a la totalidad del recuerdo, incapaz al fin y al cabo de rescatarnos del olvido.

Mi memoria: preludio de la nada.

 Reniego del abandono en el tiempo. Reniego del mundo. ¿Quién me rescatará del olvido? Nadie.


Cada vez que el sol cae y tiñe de amargura la luz de mis ojos intento razonar, despejar dudas para recostar mi cuerpo, un cuerpo previsible que se arrastra sobre la tierra. Nada me convence,  todo recrea el hambre de cenizas.

Suelo levantar la cabeza, despejar la mirada y sentir la extrema ansiedad de derribar los muros y buscar una luz. Una luz que devele el manto de las cosas.  En el fondo no hay luz, solo el lodo que ahoga y deglute mis palabras.

Mis contradicciones me mantienen vivo.


N.M.A.C.