Andrajos de mí sobrevolando entre las sobras
desdibujados entre las sombras de las casas
desdibujados entre las sombras de las casas
y los rincones más abruptos de la noche
deshilachadas las ganas volcadas en ti regresan
como en fugaces suspiros
escombros de un muro
que separa las partes de mi
tu entrega y la entrega
deshilachadas las ganas volcadas en ti regresan
como en fugaces suspiros
escombros de un muro
que separa las partes de mi
tu entrega y la entrega
tus cenizas tras la quema del disfraz
desnuda corres gritando
desnuda corres gritando
entre multitudes enardecidas
odiadas y odiantes
estimuladas y estimulantes
odiadas y odiantes
estimuladas y estimulantes
del terror que habita en mi
brillan tus zapatos sobre la alcoba
brillan tus zapatos sobre la alcoba
bajo el camino
también están los que admiro
esos raros hombres con nombres que pronto olvido
veo nítida la encrucijada de la duda
la burla
pedazos de mi entorpeciendo la maquina
engranándose
enroscado en las frazadas del invierno
despreciado por un sol ominoso y mortal.
Había momentos en que llovía detrás del cristal más allá de mi ventana sobre la vereda acolchada de acacias y la cruda brea sobre la tierra. Se empañaban los misteriosos objetos de la óptica y fantásticas proezas eran realizadas entre ventarrones anónimos.
Soplaban los vientos sobre las chapas cuando divisaba las nubes de esa mañana, llegándose, arrastrándome, irguiéndose en mis andrajos,
dibujando mi sonrisa entre sus sombras, alertándome de alguna esperanza.
también están los que admiro
esos raros hombres con nombres que pronto olvido
veo nítida la encrucijada de la duda
la burla
pedazos de mi entorpeciendo la maquina
engranándose
enroscado en las frazadas del invierno
despreciado por un sol ominoso y mortal.
Había momentos en que llovía detrás del cristal más allá de mi ventana sobre la vereda acolchada de acacias y la cruda brea sobre la tierra. Se empañaban los misteriosos objetos de la óptica y fantásticas proezas eran realizadas entre ventarrones anónimos.
Soplaban los vientos sobre las chapas cuando divisaba las nubes de esa mañana, llegándose, arrastrándome, irguiéndose en mis andrajos,
dibujando mi sonrisa entre sus sombras, alertándome de alguna esperanza.
Una mañana de mayo.
N.M.A.C