EL TRIUNFO DEL JARDINERO
Pasó y lo arrasó todo
solo algunos sobrevivientes
se atrevieron a alzar la mano
la sangre llegó hasta el arroyo
que como una arteria maldita
irrigaba el corazón podrido del pueblo
en cuatro ruedas la muerte
se lleva la flor y la semilla
y en un agujero reseco
terminaron los sueños
un agujero rescatado en la memoria
un agujero de treinta años de olvido
de impune cinismo
de vergüenza
de un manto sobre el fuego
Ella dijo que la vio a la gran guillotina cortando las cabezas
y a los cuerpos moviéndose sin bocas
sin gestos
sin una palabra
que en el afán de gritar se encerró en los subsuelos
donde gritaban los sedientos
y los vio con sus regaderas repletas
humedecer los portales
humedecer los portales
y los puños levantados de los decapitados
eufóricos en su propio funeral
inflando el pecho
pisando las flores
Los cómplices tienen aún esos rostros
que miran en su espejo cada noche
cuando la máscara queda en ese lugar
donde aún ruedan cuesta abajo miles de cabezas
tienen ese rostro seguro del cinismo que los protege
Siempre le he preguntado adonde están esas cabezas
siempre me ha contestado que se las llevaron al infierno
llorando se siente aún escapar de sus hojas feroces
de los gritos de los verdugos
y de las carcajadas de los dioses
No hay rastros
nadie vió nada
nadie escribió nada
solo en el viento el dolor y el lamento
Y la sangre hizo lo suyo junto al miedo
florecieron solo los tallos
y en la penumbra de la conciencia
sigue dominando
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