Yo te quiero contar un cuento
en voz baja
para que tu cabeza en la almohada repose
y el susurro te inunde
la seguridad de ese oasis
un muchacho y una muchacha se estrellan contra una pared
la pared dice cosas
y las cosas tienen nombres
son hijos de nadie por ahora
pero dicen que son (los que todos lo dicen)
hijos de una gran loba
inocentes e ingenuos (mejor así, ellos piensan)
hasta que los huesos no hablen
seguirán
en la cima del poder
amando a la gran loba
y ejércitos de pies en ronda acechan su castillo
entonces matan palomas los gendarmes
de la tinta ensangrentada
la tortura no es divina
pero vaya que sirvió a la gran loba
los dos corderos a la hoguera
para que la loba no muera
tributo a un dios injusto
el dios padre de la gran loba
leguleyos
cagatintas
exploran el lenguaje
y las tablas del dios
para argumentar derechos
de la lanza
clavada en aquellos pechos
que amamantaron tristezas
y heridas
de noches en vela
la señora está seca
con su jardín de riquezas
con sus jarrones chinos
sus libaciones secretas
y esos hijos transformados
en crías de la gran loba
las dentelladas en la carne
y aún siguen
los pies en ronda
baleadas por las sombras
que abrazan la memoria
y no la largan
y no la sueltan en esta marejada
y la ronda hace camino
y esos hijos
en sus sueños de adultos
lloran las cruces de su infierno
señora no me rece rosarios
de espanto
nuestro infierno le derretirá
su traje de lagarto
hijos de nadie
objetos de alguien
una entraña los ha parido
entre sombras y asesinos.
N.M.A.C.