Una letrina, una punzada, una palangana,
una catarata desde las entrañas
la soledad de uno mismo
el abismo como respuesta
su pene como una bala, un puñal, una ametralladora
perforando la tierra
desgarrándo miserias
escarbando un final
la carne elástica que soporta
la ignominia de su sangre
tu muerte que desborda los labios secos
áridos
los ojos incrédulos
el pellejo arrancado
las ganas satisfechas
la culpa aprendida
el castigo perfecto
su boca imparable
tu voz muda
el llanto ahogado
en las aguas servidas
su vocación de verdugo
tu envase de esclava
las caderas crujientes
tu dolor
el horror
la violencia
un río de sangre
entre los muslos morbosos
una contracción a la nada
esa boca que discute
esa lengua que dice
que impone
que escribe
los dedos que señalan tu osadía
una catarata desde las entrañas
la soledad de uno mismo
el abismo como respuesta
su pene como una bala, un puñal, una ametralladora
perforando la tierra
desgarrándo miserias
escarbando un final
la carne elástica que soporta
la ignominia de su sangre
tu muerte que desborda los labios secos
áridos
los ojos incrédulos
el pellejo arrancado
las ganas satisfechas
la culpa aprendida
el castigo perfecto
su boca imparable
tu voz muda
el llanto ahogado
en las aguas servidas
su vocación de verdugo
tu envase de esclava
las caderas crujientes
tu dolor
el horror
la violencia
un río de sangre
entre los muslos morbosos
una contracción a la nada
esa boca que discute
esa lengua que dice
que impone
que escribe
los dedos que señalan tu osadía
No hay comentarios:
Publicar un comentario