HAMBRES
La
tarde caía detrás de la ventana. Un murmullo escapaba de su vientre. La mesa vacía.
La pava hirviendo. Los automóviles roncaban a lo lejos quemando en sus vientres
las risas de un arisco vendaval.
El hambre tiene su música y su espanto. Le
atraen las moscas y el frío.
El agua entra arremolinada y choca violenta
contra las paredes del estómago. Un alivio, un engaño. Y luego el transito
torrentoso y sin impedimento.
El hambre tiene una velocidad que se
advierte en el medio del ceño. La frente contraída y la flexión histérica. La tensión se desgasta y todo es
un nervio.
Y
todo pasa hasta que deja de pasar.
Y un pedazo de pan puede ser todo el sueño
de tu boca.
N.M.A.C
No hay comentarios:
Publicar un comentario